Por Anabel Vargas
Si nos preguntamos quién es Dios, podemos escribir páginas y páginas enteras sobre su amor, su bondad, su creación y todo lo que dice la biblia sobre Él. O quizás, puede que también se nos haga difícil escribir apenas dos líneas... y no porque no hay mucho que decir sobre Él, sino porque no sabríamos cómo ponerlo en palabras.
Hace unos días escuchaba un podcast que me compartió una amiga muy emocionada y me dijo: - ¡No dejes de escuchar esto! El episodio se llama “Crecer o No llegar” y entre muchas cosas que se mencionaron, se dijo algo así: “Si tú eres una persona espiritual, está bien, sé una persona espiritual, eso te va a ayudar a tener una vida plena y más llena”, a la vez que advertía del peligro del “fanatismo” con la espiritualidad, según ella, debemos tener cuidado de hacernos esclavos como si nuestra vida girara en torno a ello. (Aunque en realidad, para nosotras las cristianas, es así, ¡Dios es quién nos da vida!)
Inmediatamente pensé en tantas cosas que he escuchado sobre Dios, que muchos aceptamos como verdaderas, pero que no tienen ninguna base bíblica.
Dios no es lo que yo quiero que Él sea. Dios no es la parte de la biblia que habla sobre lo que me conviene. Dios no es una simple solución a mis problemas. Dios no es un mantra o amuleto del que hago uso cuando lo necesito. Tampoco hay definición humana con la que podamos hacerle justicia al significado y persona de Dios mismo y cada uno de sus atributos.
Tratar de definir a Dios se nos hace tan difícil porque no podemos entenderlo completamente. Dios en su misericordia se ha revelado en su palabra y se ha dado a conocer a nosotros. Él nos ha mostrado su carácter a lo largo de la historia, permitiéndonos ver que es:
El creador y sustentador de todo (Salmos 33:6, Colosenses 1:16, Apocalipsis 4:11…)
Trascendental, es decir, era, es y será sobre todas las cosas (Salmos 90:2, 1 Reyes 8:27...)
Inmutable, es decir, que no cambia (Malaquías 3:6)
Inmanente (Cercano) (Salmos 34:18, 119:151, 145:18, Isaías 50:8...)
Justo (Salmos 116:5, Romanos 2:5, Apocalipsis 16:7...)
Misericordioso (Salmos 116:5, 118:1…)
Todopoderoso (1 Crónicas 29:11, Lucas 1:37...)
Santo (1 Samuel 2:2, 1 Pedro 1:15-16,Isaías 6:3, Apocalipsis 4:8...)
Amoroso (Salmos 36:7, 1 Juan 4:10, Romanos 5:8...)
Además, es Soberano, Autosuficiente, Fiel, Bondadoso y eterno.
Sin embargo, aun conociendo cada uno de estos atributos del carácter de Dios, nos cuesta entender cómo puede ser trascendente e inmanente a la vez (Isaías 57:15), o ser Santo y Justo, a la vez que es amoroso y lleno de misericordia. Nuestro entendimiento limitado y finito de Su persona no nos permite comprender la maravilla de su carácter perfecto. Aun con todo ello, la biblia nos revela el carácter de Dios y nos recuerda que no hay ninguno cómo Él.
Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, Ni obras que igualen tus obras. Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, Y glorificará tu nombre. Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; Sólo tú eres Dios. (Salmos 86: 8-10)
¡¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? (Romanos 11:33-34)
Hermana mía, seamos muy cuidadosas de hacernos nuestro propio Dios, uno del tamaño de nuestra imaginación, uno a nuestra medida. Cuidémonos de negar o hasta incluso ignorar algunos de sus atributos cuando nos son difíciles de comprender o cuando alguna persona los pone en jaque. Recordemos que el Dios de la biblia se define a sí mismo, Él ha dicho quién es y cómo quiere ser reconocido y exaltado; nuestro Señor nos ha revelado todo lo que necesitamos saber sobre Él en su palabra.
Dios nos ha dado la oportunidad de relacionarnos con Él de manera cercana, pero no hay ninguna manera en la que podamos relacionarnos con el Dios verdadero si no le conocemos verdaderamente. Al conocer a Dios, nuestra respuesta genuina será ser conducidas a la adoración, pues quedaremos asombradas por cada atributo, característica y obra que descubramos y entendamos sobre su carácter.
Dios, también, nos hizo a su imagen y semejanza y en la biblia usa términos para definirse a sí mismo, términos cercanos a nosotras que nos permitan entender un poco más sobre Él, a la vez que nos maravillamos de su majestuosidad.
Si me preguntas ¿quién es Dios? te respondería como me enseñaron en la escuela bíblica para niños. Una enseñanza que aunque han pasado varios años desde que escuché por primera vez, admiro y comprendo perfectamente:
“Dios es tan grande pero tan grande que no puede caber en el mundo, pero lo suficientemente perfecto para que puede caber en tu corazón”.